jueves, 11 de agosto de 2011

LA PAMELA Y SU USO.

He leído el artículo sobre los tocados, donde dice las cosas que se han de tener en cuenta, pero me quedo con unas dudas sobre la pamela y me gustaría que dijera algo más sobre ellas, gracias. Asunción.

Hola Asunción, gracias por leer mi blog.

Como digo en el artículo sobre los tocados que usted menciona, los sombreros, pamelas, chisteras… tienen su principal función en protegernos del sol. Consecuentemente, su uso se reserva para el día y hasta las primeras horas de la tarde, y por ende, con vestido corto o de cóctel en el caso de las señoras.

Lo primero a tener en cuenta cuando decidimos usar una pamela, es visualizarnos a nosotras mismas. ¿Cuál es mi estatura? ¿Cómo es el vestido? Optar por la sencillez siempre es una garantía, y en la generalidad de los casos, intentaremos que el conjunto sea estéticamente proporcionado. Si yo, que mido escasos 1,50 me pusiera una gran pamela, por muy bonita que fuera causaría risa, pues parecería una gran seta con vida propia.

Por otra parte, si podemos permitirnos ser osadas y nos decidimos por una pamela atrevida, conviene asumir los inconvenientes que eso conlleva. Y esos inconvenientes se pueden multiplicar si no tenemos costumbre de utilizar este complemento, así que conviene ensayar previamente para adquirir soltura y aplomo.

¿Por qué? Pues porque la pamela no nos la podemos quitar en ningún momento. Se sale de casa con ella, y se vuelve con ella. De modo que todo lo que pase entre esos dos momentos debe ser tenido en cuenta. 



Todos recordaremos la pamela de la Infanta Elena en la boda de SAR Príncipe Felipe, aunque no es ése el único momento en que la Infanta se ha atrevido con espectaculares (e incómodas) pamelas.

Eso supone que saludar (tendremos que limitarnos a dar la mano, porque los besos pueden provocar accidentes y molestias), comer (necesitaremos espacio en la mesa si no queremos hacerle la raya a los comensales de nuestros lados) los movimientos normales se dificultan, (como entrar y salir de un coche), impediremos la visión a los demás en muchos momentos, o incluso a nosotras mismas (escaleras, bordillos, alfombras…). En fin, que las pamelas grandes son sinónimo de riesgos grandes.

Ahora bien, no hay nada más elegante que una osada pamela bien llevada y conjuntada con el resto de atuendo.


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