jueves, 24 de marzo de 2011

CONSTRUIR Y VISUALIZAR. ¿SABEN NUESTROS POLÍTICOS DISCURSEAR? ¡¡¡ HACIA LA VICTORIA !!!



"El político debe hablar y obrar muchas veces sin haber pensado ni leído". 
Thomas Macaulay.(1800-1859) Historiador y político británico.

Thomas Macaulay fue un niño superdotado. Debido a su singular carácter, no dio muestras de saber hablar en sus primeros años y permaneció callado; sin embargo, un día una invitada le volcó encima una taza de té muy caliente y ante sus disculpas el niño respondió en perfecto inglés:
"Gracias, señora, el atroz dolor se ha calmado un poco".

¿Cómo transmitimos a los demás lo que hay en nuestra cabeza? ¿Somos capaces de despertar emociones e ilusionar a los demás con nuestros proyectos? ¿Cuál es nuestro vocabulario?.


Nuestra capacidad para comunicar es fundamental cuando queremos ilusionar. Eso se traslada a nuestra vida personal, profesional y mucho más aún, en la política. Si no somos capaces de despertar emociones cuando exponemos nuestros proyectos, difícilmente conseguiremos la empatía de nuestros escuchantes, destinatarios o posibles votantes. Podemos ser magníficos políticos y trabajadores extraordinarios, pero si no sabemos contagiar, transmitir... no hacemos nada. La voz, el timbre, la entonación, la dicción.... son complementos de primera línea al discurso, pero más aún lo es el contenido. ¿Qué decimos? ¿Qué queremos? ¿Cómo lo exponemos?

Muchos políticos son arengadores y no oradores. La oratoria es la capacidad para transmitir las emociones y hacer que éstas se despierten con la misma intensidad en quien nos escucha. Desgraciadamente, muchos políticos son asesorados en el sentido de que lo importante es exponer resultados, números, esquemas de proyectos futuros... creyendo que por el sistema de comparación con el contrincante se obtienen más ventajas en función de más enumeraciones.


Falso. Los votantes se contagian de la ilusión. Si eres un triste exponiéndome un proyecto maravilloso, no me lo creeré. Las personas nos movemos por motivación; si tu discurso no es motivador no me interesa. Me uniré a tu proyecto si me contagias, y participaré de él en la medida en que me convenzas de que me conviene. Yo no quiero estar con un triste, con un aburrido, con un plasta, con un ratón de biblioteca. No me uniré a alguien que basa su discurso en lo que el otro no ha hecho. Me uniré a la ilusión de hacer contigo algo. Convénceme, motívame, ilusióname, y trabajaré contigo. Y por supuesto, asegúrame que cumplirás lo que dices, porque la condición inexcusable para unirme es la honestidad, no solo la fuerza de tu palabra, sino tu compromiso de cumplirla.

La creatividad en la exposición juega un papel estrella. Las frases repetitivas, aburridas por haber sido oídas hasta la saciedad, anulan nuestra intención de escucha activa. Conseguir que nuestro discurso atraiga la atención de nuestro público es una tarea ardua pero no tan difícil. El entrenamiento es fundamental, la técnica hace milagros... y la rematamos con nuestra propia capacidad de asimilar e integrar la reeducación que nos proporciona esa técnica.

Aquí os dejo un ejemplo de discurso basado en la ilusión personal, en el sentimiento positivo, en la voluntad animosa y sobre todo, en la creatividad. Si extrapolamos esos elementos a nuestro discurso, sea profesional o político, conseguiremos que aquello que decimos, el proyecto para el que queremos que nos apoyen, pase a formar parte de las prioridades de quienes queremos que participen, y se impliquen ilusionadamente con nosotros. 

"Si algún día me diera por abrir un restaurante, cosa poco probable pues es muy sacrificado, tendría que servir no sólo para comer. Sería un sitio donde la gente, a través de la comida, construyera, destruyera y recompusiera sus emociones, un lugar parecido a aquél mítico y célebre Pub de la televisión de los 80, “Cheers”, con aquella maravillosa sintonía cuyo estribillo decía

Where everybody knows your name  Dónde todos saben tu nombre
And they're always glad you came… Y siempre se alegran de que vengas

Mi Cheers, tendría vidrieras transparentes y limpísimas, con los cristales de color de rosa. Al entrar, te podrías ver en un espejo como el de la madrastra de Blancanieves, que te mostraría no lo que quieres ver de ti mismo… sino lo que de verdad hay. Estaría lleno de flores, pero habría un apartado con Cactus Floridos, para que, llegado el caso, quedara demostrado que lo que una vez te traspasa, puede reconvertirse en algo bonito.

Las mesas de Cheers estarían cubiertas por manteles de diseño exclusivo de la afamada creadora internacional Dª Asíeslavida de Loquehayquever, para que nada más sentarte, entiendas que no hay nada nuevo bajo el sol y todo tiene solución.  Sabrás que puedes salir de allí con tus emociones, sensaciones, deseos (todo bueno y/o malo) reconvertido en aquello que te gustaría, y no en lo que erróneamente, crees que necesitas.

En Cheers sólo habría menús prácticos y pensados para los fines oportunos. Que tú, si entras en ese momento sensiblón y tierno que te ha provocado el ver al bebé recién nacido de tu mejor amiga, pues pedirías el

Menú Babitas
Ensalada Aliñada con Talco
Volován de Nubes
Filete Nenuco con Salsa Potito
Natillas Maternizadas

Que te pilla ese día en que te revuelve las tripas ver cómo alguien mezquino e inepto consigue parecer inteligente a base de sus estrategias, dejándote a ti como un imbécil, pues te pides el

Menú Lanzallamas
Ensalada de Besos Pinchosos
Tortilla de Cerebros Malvados
Merluza al Pisotón
Flan de Bilis

Que tienes un día magnífico, en el que por fin sientes que los problemas se hacen pequeños, que tus objetivos y metas se van cumpliendo… pues el

Menú Esperanza
Entradas Surtidas de Estimación
Verduritas Crudités Bañadas en Salsa de Deseos Cumplidos
Redondo de Satisfacción
Bizcocho de Placer en Capas de Palmaditas

Que no consigues salir de la encrucijada y el miedo te hace ver caminos alargados y sinuosos, pues te pides el

Menú Con Un Par
Pinchos de Coraje
Ensalada de Esfuerzo, Aliento y Vigor
Huevos Bien Puestos Sobre Velos de Autoengaños con guarnición de Gallardía
Milhojas Flambeadas con Licor de Ilusión

Que te has enamorado y llegas a Cheers como flotando… pues el

Menú Ilusión
Ensalada Melosa Bañada en Reducción de Sentido Común
Sopa de Amor con Tropezones Invisibles
Canelones Restregones a la Salsa Empalagosa
Helado de Miradas Doradas

Que es justo al revés y me llegas con el corazón partío… pues el

Menú Reconfortante
Ensalada Cariñosa
Consomé de Sonrisas
Berengenas Rellenas de Te Quieros a la Salsa de Amigos
Macedonia de Frutas Maceradas en Reducción de Penas de Amores y Picadita de Sapitos Verdes

En fin, que en Cheers todo sería posible y tal vez, mientras esperas en la barra una mesa libre tomándote un vinito de la casa, de denominación de origen Quetecreestúeso, podrías encontrarte con tu mismísima Hada Madrina zampándose un pincho de Tortilla de Reconciliación con uno Mismo.

Sería un éxito, estoy segura. Porque para empezar, tengo yo una extensa lista de clientes para la inauguración.

Y si en lugar de estar yo de Camarera con mi delantal de color rosa y cintas de abrazos, fuera cliente, entraría pausadamente y después de mirarme en ese espejo blancanievero, me sentaría en una mesa de la zona Cactus Floridos, y pegadita a la vidriera rosa, miraría al Camarero y le diría…

Un Menú Expectativa, señor…!!"

Señores políticos y señoras políticas, despierten nuestras emociones, y no nuestros enfados.

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