lunes, 1 de agosto de 2011

LA TERRAZA DEL VECINO.


Pues sí, esa estupenda terraza que colinda con la tuya.

Resulta que tú vives todo el año en la playa, en una casa con una terraza que puedes disfrutar todo el año.

En un lugar donde sueles estar solo, con poquísima gente, y te gusta justamente por la paz, por el silencio... pero llega el verano y todo eso se vuelve contra ti y comienzas a pagar la penitencia por tener tanta suerte durante la mayor parte del año.

Tu casa deja de ser tranquila, y los veraneantes vienen a vivir a tu terraza. Vienen a disfrutar, a pasarlo bien esos pocos días que la opresión laboral les permite, de modo que desean aprovechar cada uno de los minutos de su estancia en esa casa de playa que han alquilado por una obscena cantidad de euros, y que deben rentabilizar con la presencia del mayor número de amigos o familia posible para que el prorrateo sea llevadero.

Su presencia no suele coincidir con tus vacaciones, porque tú, al vivir allí todo el año, entiendes las vacaciones de otra manera. De modo que lo más probable es que tú sigas trabajando en un horario laboral que no suele coincidir con su organización diaria, tanto diurna como nocturna.

A la hora que tú desayunas, ellos duermen. A la hora que tú comes, ellos están en la playa. Cuando tú quieres echar un sueñecito, ellos se comen la paella pidiendo en voz innecesariamente alta un poco más de sangría. Cuando tú tienes que volver al trabajo, ellos sestean plácidamente o se toman el café entre alabanzas a los helados, a la horchata y fartons merendables o al agua de cebada.

Cuando vuelves por la noche, y a las 12 decides que es hora de acostarse porque tienes que volver a madrugar, ellos cenan entre risas y voceríos comentando lo bien que lo han pasado durante el día y decidiendo la hora en la que irán al día siguiente a la playa, llegando a la conclusión de que, como van a trasnochar, mejor dejarlo al azar y celebrar las vacaciones bajando a ver la luna reflejada en el mar mientras se toman unos mojitos en el chiringuito. Cuando tú estás en plena fase rem o ram o sencillamente durmiendo en la gloria, ellos vuelven del chiringuito ruidosamente montando y arrastrando las colchonetas y camas plegables que necesitan para dormir todos.

Y tú no sabes si doblar el aislamiento climalit, sedarte con un golpe de sartén en la cabeza, ponerte a llorar o volverte tan escandaloso e irrespetuoso con la paz ajena como ellos y salir a la terraza gritando "que se callen, connniooooo!!!!!" o haciendo gala de tu exquisita educación, ejercitar tu tantra y desearles desde tu fuero interno más positivo que disfruten de sus vacaciones ellos que las tienen y perdonarles todas las molestias que te están causando, incluido el que engatusen maliciosamente y le den cosas indebidas de comer a tu gato y le provoquen alteraciones intestinales que se unan a las nerviosas que te hacen padecer a ti.

En fin, el verano e-asín o yo me estoy haciendo mayor y gruñona.

¡¡¡Peace&Love!!!



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