viernes, 28 de enero de 2011

ANÁLISIS DE ORATORIA A 3 POLÍTICOS ESPAÑOLES.


Hay que ver... ordenando papeles, doy con este análisis (de principiante, pues habría mucho más que ahondar...) hecho alrededor del año 2002 ó 2003, cuando andaba profundizando en las técnicas de oratoria. No es que tenga nada de particular, salvo que casualmente elegí a Eduardo Zaplana, a Rodríguez Zapatero y a nuestro Alcalde Luís Díaz. Uno comenzaba su "alejamiento" de la política activa, otro iniciaba su popularidad, y el último, estaba en su plenitud como Alcalde de Alicante.


Tienen su jugo, así que os lo copio para vuestra curiosidad y comparaciones (entre ellos y entre los años aquellos y éstos):

EDUARDO ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO.

Eduardo Zaplana es, a mi modo de ver, uno de los mejores oradores del panorama político español.

En sus discursos, mantiene la entonación adecuada en todo momento, sabe mantener el interés sobre lo que está diciendo, arbitra los énfasis con inteligencia, y las ideas las plantea de forma clara, concreta y sencilla. No utiliza palabras excesivamente técnicas, ni incluye expresiones en otros idiomas. Es asombrosa su capacidad para “interpretar” resultados y transformarlos en positivos cuando no lo son (lo bueno de lo malo, dice Carlos Rosser).

Sabe intercalar comentarios aclaratorios a través de ejemplos, y argumenta sus exposiciones con datos e informaciones concretas. Vocaliza correctamente.

Por otro lado, cuida su aspecto físico y sabe elegir el adecuado a cada momento.

Su lenguaje no verbal es medido, mantiene las manos siempre visibles cuando está sentado, y las mantiene normalmente juntas cuando está de pie. Sólo cruza los brazos en situaciones en las que es visible la relajación del protocolo. Siempre mira a los ojos del interlocutor o a la cámara cuando se le entrevista. Se mantiene continuamente en una postura erguida con naturalidad.

Le pongo un pero: Utiliza la coletilla estándar del Partido Popular mire usted con excesiva frecuencia para comenzar sus frases, y en ocasiones hace uso del sarcasmo y la hilaridad de forma demasiado hiriente.

Del mismo modo, en algunas entrevistas comprometidas su mirada se torna torva y huidiza, lo que delata su nerviosismo o la falta de verdad en lo que dice. Su apariencia general es de seguridad y aplomo.

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO:

Quizá su poca práctica todavía justifique su pésima oratoria. Habla entrecortadamente, da la impresión de verbalizar frases aprendidas, de no controlar la materia. No sabe improvisar, es visible su falta de seguridad y su nerviosismo.

No controla la voz, y sus exposiciones resultan de una entonación monótona, seguramente porque hace énfasis en prácticamente todas las palabras. Abusa de determinadas palabras (de todos es conocido ya lo de diálogo, diálogo y diálogo) y esto creo que es una mina para los humoristas imitadores, que en su caso tiene un sutil pero peligroso cariz de mofa en su peor sentido.

Su expresión bonachona le resta prestancia en ocasiones, y debería corregir su postura levemente encorvada. Su lenguaje no verbal todavía deja mucho que desear. El movimiento de sus manos es monótono y repetitivo, y de pie no sabe dónde ponerlas, apretando muchas veces los puños de forma excesiva.

Opino que debería aprovechar su expresión de buena persona para hacerse más cercano y rentabilizar las posibilidades que esto le puede brindar; esta expresión se une a la apariencia de hombre tranquilo y si consiguiera armonizar ambas con equilibrio comenzaría a tener ese preciado carisma al que tantos políticos aspiran.

LUIS DÍAZ ALPERI:

El Alcalde de Alicante tiene una gran cualidad: siempre parece que sabe de lo que está hablando, aunque no sea así.

Es cordial en el trato, afectuoso en sus saludos; resulta cercano y entrañable, y lo transmite en sus discursos. Adopta una postura natural, esporádicamente hace movimientos con las manos; utiliza más los movimientos de cabeza para resaltar o hacer énfasis. Sabe bromear con sutileza, domina el arte de mantener el interés.

Domina igualmente el arte de discursear sin papeles; normalmente nunca los lleva, y ordena perfectamente las ideas que expresa. Desarrolla el contenido de la exposición con claridad, pero al mismo tiempo de una forma agradablemente coloquial, aunque su vocalización no es perfecta, debido más a su acento que a la incorrección. No se pone nervioso, transmite aplomo y seguridad.

En las entrevistas en directo comete un error: pierde la mirada con frecuencia al infinito, aunque lo contrarresta con su expresión verbal fluida; habla para el ciudadano, no para el periodista.

Su aspecto físico es el de un auténtico dandy, a pesar de las dificultades que su volumen tiene para aparentar armonía. Cuida su vestuario, que es siempre impecable.

¿A que tiene jugo, visto a casi 8 años después?


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