sábado, 20 de noviembre de 2010

LA DECORACIÓN DE LA CASA.

La llegada de la Navidad no debe ser sinónimo de que nuestra casa se convierta en un parque de atracciones o en un centro comercial.

La casa se ha de adornar de forma sencilla y equilibrada; nada de recargar una habitación y nada en el resto. Pequeños detalles por todas las habitaciones harán que se respire un ambiente uniforme que nos recuerde allí donde estemos las fechas en las que nos encontramos.

En los últimos años se ha puesto de moda adornar los balcones con guirnaldas de luces. Personalmente, ese tipo de decoración no me gusta, pero reconozco que es prácticamente inevitable si tenemos niños pequeños. Si no los hay, recordemos que menos es más… y desde luego, cuidemos de que esas luces no molesten a los vecinos por la noche, pues ese parpadeo continuo puede irritar bastante en las horas de sueño.

Dedicar un espacio a la imaginación infantil y a su espontaneidad es indispensable para que los niños puedan disfrutar sin estar sometidos al martirio del control adulto. De modo que, donde hubiere niños pequeños, parte de los adornos serán de “batalla” y si es posible, movibles, para que ellos modifiquen la decoración cada cierto tiempo. Será divertido para ellos y hará posible que negociemos qué cosas no pueden tocar.

Pensemos en los adornos dotándolos de un estilo concreto. Elijamos como mucho dos o tres colores en los que basar la decoración, y una imagen que se corresponda igualmente con un estilo definido: moderno o clásico, y basemos en ello todos los objetos que queramos colocar.

Las vísperas de Nochebuena y Navidad motivan una decoración específica que no nos dice nada llegado el Año Nuevo y que tal vez resulte ya fuera de lugar cuando esperemos a los Reyes Magos. Así que pensaremos la decoración en 3 momentos distintos, una que abarca desde la víspera de Nochebuena y llega hasta el 26 de diciembre, otra que comienza este día y termina el día 2 de enero, y la última que se inicia aquí y acaba el 7 de enero.

Si en lugar de hacer profusión de adornos, los elegimos, compramos y colocamos siguiendo esos criterios, la decoración se convertirá en algo motivador y coherente con los momentos, y no tendremos que soportar a Papá Noel el día de Año Nuevo…

Las fiestas finalizan el día de Reyes, por lo tanto la decoración también. El día 7 de enero ha de ser de “recomposición” de la casa, y todo ha de volver a la normalidad. Nada hay de peor gusto que los espumillones cuando las fiestas ya han pasado.


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