jueves, 17 de marzo de 2011

¡POR TUTATIS! ESTOS ROMANOS ESTÁN LOCOS...

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No hagan ustedes planes para esta noche. Deseo invitarles a cenar y sería para mí todo un honor que quisieran acompañarme. Estoy convencido de que no se arrepentirán ya que, gracias a Júpiter y a la diosa Fortuna, disfruto de una economía holgada, una situación de privilegio dentro de la nobleza romana y puedo asegurarles que el banquete estará a la altura de mi elevado estatus.


Mi esclavo invitator les hará llegar la invitación y si acaso ésta no les llegara considérense invitados por medio del siguiente texto.

Domus romano
La cena tendrá lugar en mi domus de la Colina Palatino y como es costumbre, comenzará después de que ustedes se hayan dado sus baños, es decir, a la hora novena (las 17 horas aproximadamente).

Les recuerdo que deben de traer cada uno de ustedes su servilleta con la que luego, si lo desean, podrán llevarse restos del banquete o quizás algún regalo. También les recuerdo que pueden venir acompañados por su propio esclavo, aunque si no lo hicieran no deben preocuparse pues todos los esclavos de mi domus estarán a su entera disposición.


Triclinium
Nada más llegar, mi esclavo nomenclator anunciará en voz alta el nombre de cada uno de ustedes y otro esclavo les acompañará hasta el triclinium donde se encontrarán conmigo y realizaremos los correspondientes salutatatio.

Yo ocuparé el lugar preferente y les colocaré cada uno en su sitio por un riguroso orden de importancia. En mi domus todavía hay clases, faltaría más.
Precedencias en el triclinium

Una vez acomodados, los esclavos les lavarán los pies e incluso le quitarán algún padrastro o le harán una rápida manicura si lo solicitan y entonces comenzará a servirse la cena. Tan sólo verán un cubierto, cucharas, pues para los alimentos sólidos usaremos el modo romano; con las puntas de los dedos sin manchárselos mucho ni tampoco la palma de la mano. Sin embargo les recuerdo que tienen a su lado un esclavo con un recipiente de agua de flores donde lavarse.


Empezaremos con los gustaticium (aperitivos o entremeses) que estarán compuestos por huevos, alcaparras, aceitunas, dátiles, allec (restos sólidos de garum sobre el pan), pistachos, hogazas de pan, ephippium (paté de aceitunas negras, especies, vinagre y aceite) y queso con hierbas. Todo ello regado generosamente con mulsum (vino con miel).
Como ya saben, si tienen alguna necesidad fisiológica como eructar no se repriman,  los doctores aconsejan que los aires nunca deben quedar dentro del cuerpo. Y si lo que necesitan es orinar tan solo tienen que llamar a un esclavo que le colocará un recipiente entre las piernas donde poder hacerlo y así no tendrán ustedes necesidad de levantarse.




Este mosaico adorna el suelo de mi triclinium.  Su decoración sirve para disimular la comida que ustedes tiraran al suelo. Fíjense que disimulo hasta los ratones que rondarán durante la cena. Pero no se preocupen, es normal.



Después de los aperitivos vienen unas entradas que consistirán en tisanam barricam (sopa de cebada), fabam vitellianam (puré de alubias a la viteliana), y polypus (pulpo) y dejaremos de beber mulsum para pasar al vino rebajado con agua y enfriado con nieve.
Faba Vitellianam
Si a estas alturas del banquete cree que necesita vomitar para hacer sitio y así poder seguir disfrutando de la comida, dispongo de las mejores plumas de avestruz de toda Roma para provocar el vómito.

Se lo digo porque después de las entradas vendrán un par de  asados que no deberían perderse. Serán asado de Perna ex museis (jamón y pasteles) y flamenco asado. Éste último es uno de mis platos favoritos que preparo yo mismo. Les contaré como. Cojo el flamenco, lo desplumo, lo lavo bien y lo aso poco a poco a fuego muy lento con eneldo y un poco de vinagre. Mientras se va asando hecho en un mortero pimienta, cominos, cilantro, menta, ruda, cebolla seca, sésamo tostado, dátiles y lo machaco todo bien. Después añado miel, vino, garum, aceite y vinagre y lo majo todo otra vez bien hasta lograr una salsa espesa. Cuando el ave está asada, la saco, le roció el preparado por encima y a comer. Está de muerte, créanme. Eso sí, para trocearlo lo hará mi esclavo trinchador que ha aprendido en las mejores academias y corta la carne que parece un malabarista. Se van a quedar ustedes asombrados con su arte.

Acabada la cena, repartiré algunos regalos entre mis invitados (especialmente perfumes que ayudarán a desodorizar el ambiente) y haremos la apophoreta, una especie de rifa donde sortearé unos regalos de bastante valor. Que Fortuna reparta suerte.

Puellae Gaditanae, de Julio Ceballos.
Después  pasaremos a tomar la Secundae Mensae (postre) donde abundará la leche y la miel y también habrá dátiles rellenos de nueces y piñones y fritos en miel, natillas de miel y encytum (espirales dulces de queso). Tras los postres es cuando nos quedaremos sólo los hombres adultos y ya se pueden imaginar ustedes. Esta vez he contratado a unas puellae gaditanae, unas chicas de Hispania que con sus movimientos de cadera y sus castañuelas le quitan a uno el sentío.

Los varones seguiremos con el comissatio, borrachera protocolaria donde estaremos bebiendo copas de mulsum hasta que los esclavos recojan lo que quede de nosotros y nos lleven a acostar.

Espero, como digo, que el plan les parezca lo suficientemente atractivo y para mí sería un placer contar con la presencia de todos ustedes en mi cena romana.


Colina  Palatino 4º derecha.
ROMA.

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