jueves, 24 de febrero de 2011

LA PRIMERA COMUNIÓN, LA ARMADA Y LA BARCA DE PEDRO.

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Hace unos días me preguntaron sobre el traje de primera comunión de los niños y sobre cómo es más adecuado celebrar el acontecimiento. Me preguntaban si en el traje de Capitán de Fragata, los zapatos debían ser azul marino o beig, y qué había que hacer con los calcetines. En todo caso, recordemos que en cuanto al vestuario masculino y sea cual sea el “rango militar” del niño, los calcetines siempre han de ser del mismo color que los zapatos. 


Lo curioso de esta consulta, es darnos cuenta de que por inercia, tradición o costumbre vistamos a nuestros niños con determinados trajes sin saber exactamente el porqué. En este caso la mamá no sabía por qué quería vestir al niño de Capitán de Fragata, máxime cuando no existía ninguna vinculación con el ejercicio militar en su familia. Sencillamente, opinaba que “porque así se hace siempre, y me gusta más que el de marinero raso”.

Pero, aparte de preguntarnos por la divisa militar que preferimos, nos queda la incógnita del porqué de la elección de determinado ejército. ¿De dónde viene la costumbre de vestir a los niños de marinero en su primera comunión? ¿Por qué no de Capitán General del Ejército de Tierra o de Comandante del Ejército del Aire?.

Los fundamentos del protocolo deben estar siempre presentes en las decisiones que tomamos, porque son las razones y argumentos que nos ayudan a entender la mayor parte del comportamiento humano y de sus tradiciones.

Básicamente, vestir a los  niños de marinero, es una tradición española por supuesto vinculada a la religión católica. La explicación, si bien no es muy conocida, sí que es bastante lógica.

En Lucas 5, (1-11), relata el evangelista la predicación que Jesús realiza desde la barca de Pedro, marino y pescador, y de cómo, tras pedirle que volvieran a faenar después de toda una noche sin éxito, Pedro confía y como era de esperar, pescan más que nunca. Pedro se postra a los pies de Jesús y éste le dice que no tema, que desde ese momento pescará hombres vivos…
Modelo de Primera Comunión de Hortensia  Maeso

En la simbología, la Iglesia es una gran barca desde la que Jesús pesca a los nuevos hombres, que navegan en su compañía hasta el día del encuentro con el Padre, transformándose en marineros colaboradores en la pesca de más hombres, iluminando con el Evangelio los diversos avatares que nos han tocado vivir a los hombres y mujeres del siglo XXI, embarcados con Cristo en la dura travesía de este mundo, mar tan inmenso como profundo, tan maravilloso como peligroso por sus tempestades, hacia el puerto seguro de la eternidad con Él. (Padre Mario Ortega, Madrid).

Las metáforas son evidentes. La alegoría al mundo naval es constante, y a través de la Primera Comunión, los niños pasan a formar parte de la tripulación de esa barca, gobernada por Jesús, convirtiéndose en soldados de la Palabra, en nuevos marinos a servicio del bien.  

El círculo se cierra con la veneración de la Armada Española a la Virgen del Carmen, que como ya explicaba en mi artículo sobre esta tradición marinera, en la Edad Media se alababa a la Virgen como ‘Estrella del Mar’, ya que los marineros dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con la Virgen María quien, como estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Salve, Salve, estrella de los mares 
Salve estrella de los mares 
Sí, fervoroso llegue al cielo 
y hasta Tí y hasta Tí nuestro clamor.

De modo que, volviendo al principio, los niños se comenzaron a vestir de marineros para recibir su Primera Comunión, respondiendo a esta simbología.

Pero los adultos, ya sabemos que necesitamos resaltar nuestra pertenencia a la tribu, y que en las tribus más importantes la Misa dominical y más aún si en ella nuestro niño hace su Primera Comunión, es un momento único para hacer evidente nuestra superior categoría. Y entonces es cuando aparecen los uniformes de Capitán de Fragata, o de Almirante, convirtiendo a los niños en, la mayoría de las veces, maniquíes de exposición de las últimas tendencias en uniformes. 

Se abandona el origen auténtico de la vestimenta, para pasar a la ostentación fútil e innecesaria en un momento esencialmente de recogimiento espiritual.
Uniforme de gran gala de la Guardia Civil
Y vamos derivando poco a poco en otros uniformes, puesto que las preferencias militares de los padres pueden ser muy diversas, como demuestra el dato de que el año pasado, aumentó en un 30% la confección de trajes de gala de la Guardia Civil para niños de primera comunión.

Con las niñas, pasa algo parecido. Vestirlas de pequeñas novias responde a la idea de que al recibir la primera comunión, se convierten en novias de Cristo. La multitud de tejidos, adornos y estilos es aún más extensa que en los niños, como sucede con prácticamente todo el vestuario femenino y masculino.

Parece mucho más sensato volver a la costumbre coherente de que, al ser en los colegios religiosos donde se recibe la primera comunión la mayoría de las veces, los niños y niñas lo hagan vestidos con su uniforme colegial, y en su defecto, con sencillos trajes de calle.

Hay algo importante en el protocolo, y especialmente en el religioso, y es saber transmitir, en este caso a los creyentes, las razones de la fe, pues es la única manera de que pueda respetarse su esencia, sin caer en el materialismo social contra el que tanto se lucha.

1 comentario:

  1. Anónimo1/4/13

    Me ha encantado ete árticulo pues no sabia porque se utilizaba el traje de marinero.Hay que tener cuidado con los cambios tan materialistas que estan tan lejos de nuestra fe.Gracias

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