domingo, 7 de noviembre de 2010

ARROJAR LAS CENIZAS AL MAR.

Esparcir las cenizas de un difunto al mar era una vieja tradición vikinga. En los países nórdicos, las familias se embarcaban durante tres días con un buen acopio de comida y bebida. En ese viaje, además de despedirse de las cenizas, resolvían los asuntos de herencia y renovaban los pactos familiares.

Según una investigación de la Cátedra de Prehistoria de la Universidad de Valencia, se asegura que la incineración y el vertido de las cenizas al mar formaron parte de una tradición mediterránea de 3.500 años de antigüedad. De hecho, no hay rastros de cementerios íberos. En la investigación se asegura que, además de las cenizas, en esa cultura se echaban al agua objetos personales del muerto.

Por lo tanto, el acto de esparcir cenizas de un difunto en el mar, no es una costumbre ni mucho menos moderna, y menos aún fruto del snobismo. Es una ceremonia muy seria, íntima, y que merece todo el respeto que el dolor merece.

Desde 1983, las incineraciones han aumentado un 40%. Se desconoce el 80% del destino de estas cenizas. Eso significa que los familiares disponen de las cenizas de sus difuntos de formas diversas, entre las que podemos pensar que su arrojo al mar es una de ellas, tal vez de las más utilizadas.

El arrojo de cenizas al mar es una actividad legislada de forma algo confusa, pues es muy difícil controlar la realización privada de estos actos de despedida. Es conveniente saber que a través del Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques, también llamado Convenio MARPOL, en su Capítulo V,  se regula el vertido de sustancias contaminantes al mar, en el que se encontraba el arrojo de cenizas de cualquier tipo de origen.

En la actualidad, el Ministerio de Fomento puede autorizar expresamente esta actividad a empresas reconocidas, bajo determinadas condiciones.

Para tirar cenizas al mar hay que comunicarlo a la autoridad marítima, incluyendo día y hora prevista; el barco ha de ser de lista 6ª y haber solicitado permiso en capitanía, para realizar esa actividad.

La distancia mínima para echar las cenizas es a un mínimo de 3 millas de la costa, y la urna ha de ser obligatoriamente biodegradable. La familia decidirá si se realizará una ceremonia religiosa, a cargo de un sacerdote, o una ceremonia laica, a cargo de alguna persona designada por ellos o bien dirigida por el capitán.

La ceremonia tendrá lugar de día, bien en el orto o en el ocaso, siempre que el estado de la mar sea el idóneo y con viento escaso. Si el día acordado para realizar el evento no es el más aconsejable, se pospondrá a otro.

El lugar elegido se señalará en una carta náutica con las coordenadas exactas donde se van a depositar las cenizas al mar, que se entregan posteriormente de recuerdo con el fin de que si la familia desea volver al lugar en otro momento, pueda hacerlo.

Una vez embarcados, se pondrá rumbo mar adentro hasta unas 3/5 millas de la costa. Durante el trayecto, se ofrecerá a la familia un sencillo refrigerio. Elegido el punto para el esparcimiento de las cenizas, se pararán los motores o se arriarán velas, y comenzará la ceremonia. El cortejo, junto al miembro de la tripulación (normalmente el capitán) o el sacerdote elegido por la familia, con el barco aproado a la mar, se situará en la popa de la embarcación, con total abrigo de viento y mar.

Si la ceremonia la dirige el capitán, y mientras suena la música previamente elegida por la familia, el capitán, uniformado, se dirigirá de forma consoladora a la familia. La familia puede decir asimismo unas palabras.

Se comenzará a esparcir las cenizas poco a poco, ó bien arrojando la urna, que será biodegradable. Esto lo puede realizar el tripulante que lleva a cabo la ceremonia, provisto de guantes blancos en señal de respeto, ó un familiar, según sea la preferencia de la familia. Si la familia quiere acompañar con flores se pueden arrojar, con el previo aviso de que no se podrán echar al mar coronas o flores con tallo, solamente pétalos de flores, o flores separados de los tallos.

Posteriormente se dará una vuelta alrededor del punto donde se han esparcido las cenizas o arrojado la urna, dando unas campanadas (salvas) a modo de despedida y en honor del difunto/a, y guardando silencio en señal de respeto.

Finalmente, y antes de regresar a puerto, se hace entrega a la familia de un certificado donde constan las coordenadas (latitud y longitud) del punto marítimo donde se ha realizado la ceremonia.

9 comentarios:

  1. Anónimo22/9/11

    Me parece una práctica absolutamente deplorable! Con esta maldita moda, se contribuye un poco más a la ya bastante inevitable contaminación del mar (recordar que luego nos comemos los peces y las algas). Los tóxicos procedientes de los barnices y demás material del ataud,asi como de las ropas del difunto) que quedan de la incineracion van al mar o la tierra donde se esparcen!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada de contaminación, estas equivocado, hay otras cosas y causas que contaminan mucho más, que tontería

      Eliminar
  2. Estimado lector, creo que no ha leído con detenimiento el artículo. Lejos de ser una moda, es una antiquísima tradición, que tal vez ahora se conozca más.
    En cuanto a la contaminación, justamente es al contrario. El convenio MARPOL, cuya lectura le recomiendo, ordena claramente qué se considera contaminante y qué no.
    Las cenizas son cenizas, no contaminan ni contienen restos contaminantes. La urna debe ser biodegradable, y las flores se deben arrojar separadas de sus tallos o en pétalos.
    Le invito a leer el artículo de Carmen Morán, de El País, (http://ecofield.com.ar/blog/?p=334) sobre este tema, y que tal vez es uno de los que recoje con mayor concreción los pros y los contras.
    No obstante, le resalto que Evento y Gestión es una web sobre Protocolo, y como tal se ha tratado este tema.
    Gracias por leerme, un saludo cordial.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo18/2/13

    Gracias por la información. Desconocía la regulación al respecto. Muy buen artículo. SALU2!!

    ResponderEliminar
  4. es mucho mas contaminante y toxico mantener panteones en las ciudades, ademas los brujos usan los cementerios como mercado para sacar sus herramientas para hacer hechicerias de las peores.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo25/1/15

    como unas cenizas puende ser contaminantes??? por dios la gente que habla sin saber, mas contaminante la sobrepoblación que hay en los panteones municipales y luego tienen que estar exhumando tumbas.

    ResponderEliminar
  6. Anónimo19/5/16

    Buenas tardes ***
    Mi padre falleció hace 1 mes , a el lo cremaron y lo esparcieron al mar,hablo asi ya que no me encuentro viviendo en el lugar de la procedencia de mi padre. Quisiera saber si al yo viajar podría visitar el mar cuya actualmente hablo para poder llevarle flores a mi padre no tengo ningun tipo de longitud o coordenadas. Quisiera tener respuesta, ? Podría yo echar las flores en cualquier parte del mar donde esparcieron las cenizas? ?.

    ResponderEliminar
  7. la osmosis del mar, osea la bastante cantidad de sal que tiene, limpia y regenera al agua, por eso hay vida en el mar, y no pongan mas sandeces.

    ResponderEliminar
  8. Hola soy la Gerente de CENIZAS EN EL MAR, y nos dedicamos a realizar ceremonias de despedidas y depósito legal de CENIZAS DE DIFUNTOS EN EL MAR, disponemos de las autorizaciones pertinentes para poder realizar este tipo de ceremonias, tras realizar numerosos y costosos estudios del fondo marino.

    María Dolores Velasco
    CENIZAS EN EL MAR
    http://www.cenizasenelmar.es

    ResponderEliminar

¿Quieres dejar tu comentario? Pincha aquí.